miércoles, 13 de enero de 2010

Muchos tópicos hay todavía en pleno apogeo y libertad sexual en cuanto a las mujeres lesbianas.

1.-Las lesbianas son masculinas y con el pelo corto: ¿Perdón?.
No entiendo por qué todavía en los tiempos que corren muchísima gente piensa que todas las lesbianas llevamos el cabello al uno y queremos parecernos a los hombres físicamente. Sí, de acuerdo, las hay que sí son así, pero no todas, Al igual que existen las heterosexuales masculinas que están casadas con un hombre y tienen hijos, también hay mujeres muy femeninas con largas melenas y maquillaje que son lesbianas. Las hay muy femeninas, femeninas simplemente, normalitas, algo ambiguas, algo masculinas, y muy masculinas... Eso depende de cada mujer.
2.-Las lesbianas son feas: cuando dicen eso se refieren a que son mujeres tan feas que se "han hecho" lesbianas porque ningún hombre las quieres. Increíble. ¿Qué tendrá que ver ser lesbiana y la belleza?.
3.-Las lesbianas femeninas ( quieren decir con esto las que no son nada masculinas ni llevan pelo corto ), son lesbianas porque en su niñez han sufrido algún tipo de abuso sexual por parte de un hombre o porque las ha dejado un novio al que amaban muchísimo y el desengaño las ha hecho así: nada tiene que ver ser lesbiana con haber sufrido abusos o haber tenido un desengaño amoroso. No entienden cómo ésa chica tan coqueta y bonita está o le gusta otra mujer y no un hombre.
4.-Las lesbianas usan todas un pene de plástico ( arnés o consolador ), en sus relaciones sexuales para poder tener un orgasmo y sentir "de verdad": cada vez hay más mujeres heterosexuales que se quejan de que no tienen orgasmos con la penetración. Las lesbianas no necesitan un pene de plástico pues tienen más que suficiente con sus propios cuerpos, sus manos, su boca... Otra cosa es que algunas introduzcan ese tipo de juguete en sus relaciones, pero no es necesario para gozar con otra mujer.
5.-Las lesbianas son lesbianas porque no han conocido al hombre adecuado: muchos hombres creen que esa vecina que tanto les gusta está con otra chica porque no ha encontrado al hombre de sus sueños. Y desde luego, él se ofrecería de "probador", porque el chico está seguro de que, si lo prueba con él, dejará de ser lesbiana inmediatamente...
6.-Las lesbianas desean ser hombres: si una mujer ama a otra mujer pero se siente y desea ser hombre, entonces es transexual, sería un hombre atrapado en un cuerpo de mujer, no una mujer lesbiana. Las lesbianas no desean ser hombres, se sienten bien con su cuerpo de mujer, independientemente de que sea más femenina o más masculina.
7.-Las lesbianas son promiscuas: ni más ni menos de lo que puedan ser las heterosexuales. Eso va con la persona, y habrá tanto lesbianas promiscuas, como lesbianas fieles a una sola pareja. Exactamente igual a los heterosexuales.

En fin, lo dicho, que no sé por qué no se rompen ya los tópicos de una vez. Yo soy lesbiana, no quiero ser un hombre, no soy masculina, no llevo el pelo corto, no tengo ningún trauma infantil ni he sufrido un desengaño con un tío, soy fiel a mi pareja, pues además jamás me ha gustado ir de flor en flor, y personalmente, no me gusta usar arneses en mis relaciones sexuales... Pero bueno, como mucha gente es feliz montándose sus propias películas en torno a nosotras... allá cada cual.

lunes, 11 de enero de 2010

Hoy me he despertado con una historia de amor entre dos mujeres que me impactó en su momento, cuando la descubrí casualmente. Me informé mejor y me gustaría compartirlo con las personas que paséis por mi blog.
Antes me gustaría aclarar algo.
Hay personas que se quejan de que los homosexuales nos aprovechamos de nuestra orientación sexual para dar pena y recibir ayudas, que nos discriminamos a nosotros mismos por ello, que si queremos igualdad nos comportemos como cualquier otra persona heterosexual. Tengo que decir que, al menos yo, no recibo ningún trato de favoritismo, y mucho menos ninguna ayuda ni subvención económica, por ser lesbiana. Si alguien conoce a algún homosexual que la reciba, que me lo diga, pero lo dudo. Se habla mucho sin conocer realmente de qué va el tema, y se habla de que nos quejamos por gusto.
A ver qué pareja heterosexual va cogida de la mano por la calle y un hombre desconocido que se encuentran en un lugar cualquiera les propone hacer un trío, o a ver a qué pareja heterosexual le insultan sin motivo alguno. Pues a mí, esas cosas me han pasado continuamente y sólo por salir a la calle agarrada de la mano de mi pareja. Me asombra que aún mucha gente diga que si queremos igualdad nos comportemos como cualquier otra pareja... Pues precisamente eso es lo que hago, y por ello cada vez que salgo a la calle con mi chica es una odisea. Hay muchísima gente que respeta, pero siempre hay alguien que o dice algo, o se ríe, o se queda mirando fijamente... o insulta. Es muy cansado estar siempre así. Y estas cosas pasan en pleno siglo XXI y en una ciudad como Barcelona.
Bueno, ahora voy a resumir un poco la historia de estas dos valientes mujeres que se enfrentaron al mundo por defender su amor en principios del siglo pasado.
Se llamaban Marcela y Elisa.
Se conocieron en 1.885, en Galicia, en la escuela donde Marcela, de 19 años, estudiaba tercero de Magisterio. Elisa llegó un día a la escuela a trabajar, y era la sobrina de la Directora del centro. Las dos jóvenes se enamoraron casi de inmediato, y aunque al principio nadie sospechaba que aquella relación no era solamente una buena amistad, los padres de Marcela empezaron a preocuparse cuando su hija hablaba constantemente de Elisa y se le iluminaban los ojos de una forma demasiado especial.
El padre de Marcela decidió enviar a su hija fuera durante cuatro meses, para alejarla de Elisa e intentar que esa "amistad especial" se apaciguara. La envió a trabajar a Madrid, mientras que Elisa decidió marcharse a Couso para ejercer de maestra.
Cuando Marcela se sacó el título de maestra superior, se marchó junto a Elisa a trabajar a Calo, dejando muy disgustados a sus padres. Allí estuvieron siete años hasta que regresaron a Couso. Después se marcharon a Dumbría.
Una tarde de 1900 llamaron a la puerta del hogar de la familia de Marcela. Al abrir la puerta la madre de la joven se encontró a un chico muy atractivo y elegante, de refinados modales y muy delgado, que se presentó como Elisa. Se dice que entre ambas se produjo una violenta discusión y que tras ésta, la madre de Marcela, ya viuda, abandonó su hogar presa de la vergüenza que sentía para con sus vecinos.
Un año más tarde, Elisa se presentó ante el párroco del lugar en el que vivían y le dijo que se llamaba Mario y que deseaba bautizarse, pues no había sido posible hacerlo antes debido a las ideas religiosas de su padre. También dijo que había pasado muchos años viviendo en el extranjero. Su tía siempre apoyó a Elisa, a la que quería como a una hija y aceptó su condición sexual, guardando también su secreto al convertirse en Mario.
Meses después, y creyendo los padrinos que Mario era un hombre, las dos mujeres consiguieron casarse en A Coruña. Celebraron una bonita boda y pasaron unos días en una pensión, hasta marcharse a Oporto.
Sin embargo, la noticia saltó a los medios y poco después de casarse, las dos mujeres fueron detenidas. En ese momento, Elisa- Mario tenía 32 años y Marcela, 29.
Tras la detención se pierde información sobre las dos chicas, hasta que años después aparecen en Buenos Aires donde residen hasta que Elisa- Mario muere, tras lo cual las malas lenguas cuentan que Marcela se casó con un hombre "de los de verdad".


jueves, 7 de enero de 2010

No lo entiendo


Tenía en la mente un hervidero de palabras peleándo por ser volcadas en éstas páginas, y ahora no puedo...
Hoy, día lluvioso en la ciudad...

lunes, 4 de enero de 2010

Dias odiosos


Hay días que transcurren tan odiosamente mal, que ganas te dan de no haberte levantado de la cama y deberías haberte quedado todo el día en casa, frente a la tele, con el ordenador portátil sobre las rodillas y un vaso de café en la mesilla de al lado, esa que todos tenemos junto al sofá.
Anoche me discutí con Bella... Es cabezota. Cuando discutimos, no se escuchan voces, gritos, ni portazos, como en cualquier otra pelea entre miembros de una misma familia, sino todo lo contrario.
Un remanso de paz inunda toda la casa, no se oye ni el vuelo de una mosca, Bella desaparece de mi campo de visión y así nos podemos pasar 24 horas exactas. A mí, me gustaría hablar y arreglar el desaguisado y en diez minutos volver a ver su sonrisa, pero sé que ella no funciona así...
Me siento tan sola en ésta situación, tan sola...
Por otro lado, mi madre.
Ha pasado de mí durante toda mi infancia, adolescencia, y juventud. Le ha importado un pimiento que lo pasara mal cuando me llevó con ella y su marido a su casita de recién casados, donde me asignaron una habitación a la cual a las dos semanas se le rompió el cristal de la ventana a causa de una corriente de aire, y que no quisieron reparar en todos esos años que estuvimos allí. Era verano aún pude aguantarlo, coloqué un bonito póster gigante de un delfín saliendo del mar al anochecer, y así se quedó la ventana durante cinco largos años, con sus inviernos incluidos. Sin embargo, tenían dinero para gastarse en fiestas con sus amigos, en regalitos para familiares de él, en un montón de cosas de las que yo no podía participar ni tocar.
Tuvieron a mi hermano y todo fueron fiestas y alegría. Cuando llegaban los Reyes, a mi hermano le regalaban un sinfín de cosas, como a los sobrinos de su padre, sobre todo dinero en metálico en grandes cantidades... Yo también estaba presente y lo único que recibía eran un par de braguitas del bazar del Todo a 100, de esas de encaje y cuatro tallas más grandes, y un pijama también enorme dentro del cual cabían dos como yo...
Con los cumpleaños lo mismo. Mis cumpleaños eran tristes porque no recibía ninguno de los regalos que deseaba. Jamás me trajeron una bicicleta, ni un equipo de música, ni una tele para mi habitación, ni un ordenador... Ni siquiera ropa que me favoreciese, pues todo lo iba heredando de mi madre, pues yo ya estaba tan alta como ella.
Llevaba unas gafas horribles de plástico duro, color rosa, de esas que sólo puedes ver en las películas de los años 70, y las llevaba porque eran las más económicas del mercado. Encima de tener que llevar gafas, el complejo de todos los críos, llevar las más horrorosas.
En cambio, a mi hermano sí le compraron bici, no una, sino varias, siempre adecuan las compras al ritmo de su crecimiento. Sí tuvo una habitación fantástica, con una ventana con cristal, unas cortinas de soles y lunas, sí tuvo ropa, la más favorecedora que encontraban, sí tuvo televisor en su cuarto aunque nunca lo ponía, sí tuvo ordenador con Internet, sí tuvo equipo de música, sí tuvo...etc, etc, etc...
No quiero contar ahora lo que me hicieron pasar porque llenaría el blog en un momento, pero hay mucho material y lo voy a hacer, pero poquito a poco...
Esa cría de las horribles gafas color rosa de plástico se hizo mayor, las tiró a la basura y se compró unas lentillas con el primer sueldo que ganó como canguro.
Cuando me puse las lentillas, todo cambió a mi alrededor. Me miré al espejo y deshice mi melena de esa coleta que durante años me había acompañado, descubriendo así a una chica joven, muy joven, con un rostro dulce y unos preciosos y grandes ojos negros.
Lo reconozco: la gente por lo general, es, o somos, unos hipócritas:
en cuando me vieron las hasta entonces amigas no daban crédito a lo que veían. Escuché a una decirle a otra bajito: "es guapa", y ambas me miraban con caras de mala leche. Las gente que hasta ese momento se había cachondeado de mi aspecto se quedó muda. Ya no podían llamarme fea, porque en realidad, nunca lo fui, solamente iba disfrazada. Y cuando me quité el disfraz y fui viendo cómo cambiaba mucha gente a mi alrededor, fui conociendo el significado de la palabra HIPÓCRITA... Todos ellos lo eran. ¿Con quién se meterían ahora que ya no había nadie más como yo?.
Cambié radicalmente de amistades, yo también me sentía mejor y fui conociendo a otras personas.Hasta que un día, un amigo me traicionó... y las consecuencias fueron terribles.
A ese amigo le había confesado que me gustaba otra chica... Él, que iba diciéndoles a sus conocidos del pueblo que yo era su novia - cuando fui con él a un bar de su pueblo a jugar al billar - , le debió sentar como una patada en sus partes que me pudiera gustar una chica y no me gustara él. Así que un día, ni corto ni perezoso, llamó a mi casa, a mi madre, y le dijo: "su hija es lesbiana". Y colgó.
Yo, que siempre supe que mi madre no me quería, supe que aquello iba a desatar horribles consecuencias, como así fue.

viernes, 1 de enero de 2010

Feliz Año Nuevo!


Hoy es 1 de Enero de 2010. Hace unos años, exactamente un día como hoy, se marchó la persona más importante de mi vida: mi abuela.
Era una mujer fuerte que había sacado a nada menos que once hijos adelante, eso, en tiempos de la post guerra, es muy duro.
Perdieron todo lo que tenían, una casa preciosa con un patio enorme, negocios, todo, y ambos, mi abuelo y ella, se vinieron con todos los chavales a Barcelona, la tierra de las oportunidades por aquél entonces.
Mi segunda entrada se la quiero dedicar a ella.
Yo no vi fotografías de cuando era joven, pero sólo mirándola a sus grandes y preciosos ojos negros se adivinaba que había sido una mujer muy atractiva. No era muy alta, pues apenas llegaba al metro cincuenta y cinco de estatura, y su cabello era rizado y también negro, que según explicaba, llevaba largo de joven.
Mi abuelo, sin embargo, era alto y muy delgado, moreno y con unos bonitos ojos verdes, también muy guapo.
Yo en la mirada dulce y oscura me parezco a mi abuela, aunque físicamente, soy como mi abuelo.
Cuando aquél uno de enero de madrugada se marchó mi abuela, me sentí la personita más desgraciada de este mundo. Hasta entonces, ella lo había sido todo para mí, mi madre, mi amiga, mi cómplice... Y hasta el último instante de su vida, yo había cuidado de ella, con apenas trece años, sola y perdida, pues no sabía qué iba a pasar desde ese momento en adelante...
Mi madre me llevó con ella. Todo pasó muy rápido en esos días. Ni siquiera solté una lágrima, a pesar de que no haya día en mi vida que se me escapen por algún motivo, sea de tristeza o de felicidad. El funeral parecía como una película de la cual yo era espectadora muda. Era como si lo estuviese viendo todo desde fuera. Ahora creo que entré en estado de shock y nadie se dio cuenta. Es más, nadie me ofreció unas palabras de aliento, pues todos los ánimos iban hacia mis tíos, que no habían estado ningún día al lado de mi abuela cuando estaba enferma, y de mi madre, que no supo hacer las cosas como debía hacerlas.


jueves, 24 de diciembre de 2009

Duerme a la vida


La vida se va tan rápido,que no merece la pena mirar atrás si es que quieres vivir lo que te queda ,
a veces con ese miedo corremos tanto que dejamos lo que mas queremos , pero siempre hay un lugar en el corazón que te recuerda por qué has vivido , lo que has amado , y que te dice sigas adelante ,por lo menos para recordar lo que has tenido. Tiene gracia...nunca creí que fuera la vida un circulo hasta hoy , en mi cansancio lo veo claro... ¿qué es la vida mas que un circulo que se debe completar?...
Aquí llega mi vida.. He vivido , he amado... ¿qué me queda para completarla?.